El Plan Real y la crisis Global
Stanley Martins Frasão*
La Medida Provisoria 542, del 30 de Junio de 1994, ratificada posteriormente por varias otras fue convertida en la Ley 9.069/95, que dispuso sobre el Plan Real y, entre otras providencias, estableció reglas para la transición entre el Cruzeiro Real, la URV y el Real, especialmente en lo que concierne a la conversión de obligaciones.
Esta MP alteró la unidad monetaria de Brasil, obligó que todo el país cambiase la grafía para el Real en todas las expresiones pecuniarias que usasen la moneda nacional, fijó la paridad entre el Real y el Cruzeiro Real y la URV y el Real.
El Programa de Estabilización Económica o Plan Real es considerado, entre todos los otros lanzados en los últimos tiempos, el mejor en el combate a la inflación.
Lo cierto es que continuamos en la búsqueda de la estabilidad económica, pues la inflación brasileña, según fuentes del IBGE, medida por el IPCA (familias con renta mensual entre 1 y 40 salarios-mínimos), presenta la siguiente evolución, (esto sin los denominados congelamientos de precios):
La crisis global viene generando preocupaciones de toda clase y en todos, causando también la desvaloración de nuestra moneda frente al dólar. Y la moneda refleja la propia alma de su pueblo. Se puede ver eso en el ejemplo americano. La suma del curso forzado y la confianza pública en el gobierno emisor de la moneda es lo que permitió la transición de la moneda metal para el concepto nominalista, separada de su elemento metálico, cuando en 1971, por acto del Presidente Nixon, el dólar dejó de ser convertible en oro. Desde entonces aquella moneda pasó a valer, sólo, por la confianza que los ciudadanos americanos y de otros países depositaban en la economía de los Estados Unidos da América.
Delante del Plan Real la confianza del pueblo en la economía y en el Gobierno fue recuperada, siendo que el patrón monetario brasileño estaba, desde 1990, corporificado en el denominado “patrón-dólar”.
El Gobierno, con el Plan Real, pasó a conducir un instrumento capaz de ahuyentar de nuestra economía la inflación, mas no debe perder de vista la “Ley de Francomano”, porque quien gasta más de lo que gana y se endeuda más de lo que puede, pierde la independencia, el alma e hipoteca su futuro. Dejando el Estado de aplicar la sabia ley italiana, fomentará la inflación, permitiendo la corrosión de la moneda, perdiendo, consecuentemente, la confianza del pueblo, emergiendo así inseguridades de toda naturaleza.
El futuro, claro, es desconocido. Pero la eterna y resistible esperanza brasileña suaviza la inseguridad de que nunca más tendremos una desvaloración de la moneda como la del año de 1989, que atingió 1.765 %.
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*Abogado socio de la firma Homero Costa Advogados.