Juramento
Chile: Unos 41 nuevos abogados cumplen con juramento en la CSJ
Cuarenta y un licenciados en Ciencias Jurídicas, egresados de universidades de distintas regiones del país, juraron como abogados en ceremonia solemne efectuada en el Palacio de Tribunales.
El acto fue encabezado por el Presidente de la Corte Suprema de Justicia, Urbano Marín Vallejo, efectuándose el juramento ante el Pleno de Ministros del Máximo Tribunal.
Esta fue la vigésima séptima ceremonia del presente año, ascendiendo a 1.105 los profesionales titulados a la fecha.
A continuación, transcribimos las palabras del Presidente Urbano Marín Vallejo, pronunciadas en la ceremonia de juramento.
El discurso
Hace ya muchos años, un curtido jurista refiriéndose al ejercicio de la profesión, expresó que el abogado es, en cierta medida, “un esclavo y un señor”.
Puede sostenerse que el abogado es un “esclavo”, porque en lo venidero experimentarán Uds. la sensación de ser cautivos de una actividad que habitualmente no les dejará realizar lo que “quieren” hacer; sino que les impondrá ejecutar lo que “deben” hacer.
El quehacer cotidiano de la profesión que hoy comienzan les obligará a cumplir plazos estrictos, formalidades y otras obligaciones que pueden llegar a ser una verdadera servidumbre si, en realidad, no se quiere a esta profesión. Como lo hemos dicho en otras oportunidades, a la abogacía se la debe amar como se quiere a una obra propia, con sus defectos y virtudes, ya que el trabajo que se realiza con gusto no fatiga y, por el contrario, deleita.
Pero los letrados, además de ser en ocasiones siervos de nuestro trabajo, somos también “señores” en él, porque, dentro de un correcto proceder, somos libres e independientes; no nos debemos más que a nuestra propia conciencia, conocimiento y designio. En suma, ejercemos, antes que nada, una profesión liberal por excelencia, en la que el abogado se debe a los intereses de su cliente en el marco del Derecho y la Justicia, pero en que siempre es quien decide libremente.
Porque, como bien lo dice el gran Ossorio y Gallardo, tal como un arquitecto no traza los planos que el propietario le indique, ni el médico prescribe el tratamiento que le solicite el enfermo, si los gustos de quien paga lo servicios pueden perjudicar la buena fama del profesional, el abogado debe desoír los deseos del cliente que le plantea polémicas innecesarias o procederes incorrectos, convirtiéndose de director en dirigido y quedando atrapado en la malla de pasiones o sentimientos ajenos.
El abogado, no obstante su sencillez personal, ha de sentirse en un grado de superioridad respecto de su defendido, al igual que el confesor, el tutor o el médico, para aconsejarlo recta y objetivamente y patrocinar en la misma forma sus intereses ante los tribunales.
Para ello Ossorio recomienda huir cuidadosamente de los siguientes peligros:
-Pacto de cuota litis, no porque esta modalidad de remuneración sea absurda o inmoral, sino por el riesgo que hacer perder al abogado su independencia, haciéndolo partícipe en el éxito y desventura de la causa. La retribución del trabajo es sedante, pero la codicia es inquietud y ceguera y, por lo tanto, nociva para el buen juicio profesional.
-De la mujer o varón a quien se ama, en caso que interfiera en el asunto entregado al letrado. Si ya Cupido, solamente por ser ciego es un peligro, si llega a intervenir en la abogacía, se transforma en un desastre.
-De la familia. En nuestra vida se entrometen con franca libertad abuelos, hermanos, tíos o sobrinos para opinar y aun fiscalizar nuestra actividad en un pleito. Por que no presentas una querella, a mi me parece que ese acto es un delito, yo que tú haría más duro ese escrito, etc., pueden ser los consejos bien intencionados de los parientes, incluso de los más comedidos y prudentes
-De la política. El abogado, como todo ciudadano, ha de tener su opinión y su fe en materias doctrinarias y políticas. Pero, cuidado con que al afiliarse bajo una bandera partidista, para buscar un porvenir, no experimenten, cuando menos, una deformación de juicio que los lleven a ver bien todas las causas que favorezcan a su credo y perversas las que sean contrarias y esto aparte de los compromisos, presiones y acosos que la política partidista hace recaer sobre el letrado. Y siguiendo al Decano Ossorio, que la política sea una carrera es ya un concepto bárbaro y que sea un medio para que un abogado haga carrera es un explosivo.
Finalmente, recordemos las palabras que el Presidente Raymond Poincaré pronunció con motivo de un aniversario de la Orden de abogados en Francia: “En ninguna parte es más completa la libertad que en el Foro. La disciplina profesional es leve para los cuidadosos de su dignidad y apenas agrega nada a los deberes que una conciencia delicada se fija a si misma. Desde que se crea por su trabajo una situación regular, el abogado no depende más que de si mismo. Es un hombre libre, en toda la extensión de la palabra, sólo pesan sobre él servidumbres voluntarias”.
Nuestro consejo es considerar estas indicaciones, porque ellas conducen a que un abogado no sólo sea un profesional respetado y respetable, sino, y mas importante, a ser una mejor persona.
Repitiéndoles nuestras felicitaciones por vuestro reciente título, las extendemos merecidamente a los padres y familiares que nos acompañan, por la ayuda y apoyo que les dieron para obtenerlo.
Muchas gracias
Nómina de abogados
Agurto Sanhueza, María José
Aldunate Heinecke, Catalina Estefanía
Alfaro Freire, Rossana Jacqueline
Araya Iriarte, Patricia Alejandra
Barriga Palma, Julio César
Bustos Ibarra, Alejandro Antonio Elías
Cancino Reyes, Pamela Analía Isabel
Castro Pereira, Jorge David
Cerda Álvarez, María Cristina
Díaz Jaque, Aurora Elizabeth del Rosario
Díaz-Valdés Tagle, Rafael
Ferdinand Olivares, Daniel Ignacio
González Cruz, Francisco Javier
González Salinas, Jorge Rodrigo
González Torres, Pamela Karen
Huaiquiñir Curinao, Rosa Erika
Juárez Cifuentes, Jorge Andrés
Lagos Riquelme, Marlenne Aurora
Leiva Bustos, María Pía
Lorca Peña, Macarena del Pilar
Matamala Carstens, Carlos Emilio
Molina Marisio, Felipe Andrés
Muñoz Antilef, Hugo Patricio
Osorio Carvajal, Gina Alondra
Pacheco Álvarez, Hernán Rodolfo
Paredes Haeger, Angélica Lorena
Peña Lorca, Ximena Andrea
Peñaloza Carrillo, Antoine Laurent de Lourdes
Porro González, Claudia Alejandra
Ramos Asenjo, Fernando Ignacio
Reyes Campos, Rolando Andrés
Ribas Asalgado, Carlos Jesús
Santibáñez Casanova, Alondra Claudina
Sepúlveda Salgado, Claudia Jeannette
Sepúlveda Zeballos, Felipe Andrés
Sierra Salas Dina, Victoria
Topp Cruces, Adolf Erwin Hans
Unda Zambrano, María de los Ángeles
Velásquez Miranda, Estela Alejandra
Vidal Araya, Cristina Elida
White Sánchez, Carlos Hernán
(Publicado por la CSJ – Chile, 27 octubre 2008)
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