
La Autoridad del Canal de Panamá (ACP) proyecta un plan de inversiones que suma cerca de $2 mil millones en los próximos cinco años para sumar nuevas fuentes de agua que garanticen las operaciones de la vía acuática y el consumo humano.
En la hoja de ruta está el embalse de Bayano como primera alternativa a corto plazo que permitirá entubar el agua y transportarla hasta el lago Alajuela. Sin embargo, dar este paso está condicionado a la negociación entre el Estado y AES, concesionaria de la hidroeléctrica Bayano, que incluye el embalse.
Mientras, el Canal ya tomó la decisión de hacer las perforaciones de suelo en el brazo del río Trinidad, para explorar la construcción de pequeños embalses dentro del lago Gatún. Esta es una alternativa que, además de embalsar agua dulce, permitirá controlar el canal de navegación para aumentar el calado, a requerimiento, en temporada seca.
El administrador del Canal, Ricaurte Vásquez, dijo a La Prensa que el Canal tiene la capacidad para hacer estos proyectos, pero se requerirán cambios en los proyectos programados, para dar lugar a un plan quinquenal de inversión de cerca de $2,000 millones destinados al agua.
Proyecto
La primera y gran prioridad del Canal es tener más reservas de agua. "No podemos depender de una gran tormenta", dijo a este diario Ricaurte Catín Vásquez, quien como administrador de la vía acuática tendrá el monumental desafío de garantizarle al país, al comercio mundial y a la industria naviera la confiabilidad y vigencia de la ruta interoceánica.
No es la primera vez que el Canal se pone a prueba. Previo al mandato de Vásquez, Alberto Alemán Zubieta enfrentó el reto de convertir la vía en una operación rentable.
Luego, Jorge Luis Quijano encaró el proyecto de ampliación. Y ahora, la actual administración debe encontrar fuentes de agua que permitan seguir suministrando el recurso a la población panameña y a las operaciones del Canal.
Aunque se sabía de esta necesidad desde hace varios años, en la administración de Vásquez ha aumentado el nivel de urgencia.
El 2019 concluyó como el quinto año más bajo de los últimos 70 años en cuanto al registro de lluvias en la Cuenca Hidrográfica del Canal, como consecuencia de una reducción del 20% de las precipitaciones en comparación con el promedio histórico.
Vásquez hace énfasis en que ello equivaldría a que una familia panameña se hubiese quedado sin agua una quinta parte del año.
¿Qué hacer frente a este escenario, cuándo el principal activo de la operación del Canal es el agua?
El Canal anunció como primera medida el cobro de una tasa por el uso de agua dulce que comenzará a cobrarse a sus clientes a partir del 15 de febrero de 2020, pero se debe implementar una solución a largo plazo.
Es así como en estos momentos la Autoridad del Canal de Panamá (ACP) estudia el potencial de al menos cuatro proyectos que le procuren nuevas fuentes de agua para crear reservas.
Actualmente, los reservorios existentes (Gatún y Alajuela) suministran el agua para las plantas potabilizadoras que abastecen a más de 2 millones de habitantes, y además deben garantizar el tránsito de los barcos.
Las presiones son fuertes, porque mientras aumenta el consumo de agua, cae menos lluvia.
De allí que la ACP comenzará en los próximos días las perforaciones de suelo en la cuenca del Río Trinidad para hacer el mapa geológico que trazará los pasos a seguir para construir pequeños embalses dentro del área del lago Gatún.
Este proyecto es una de las alternativas propuesta por el administrador Vásquez. “Las perforaciones se podrían comenzar este mismo mes para tener la información específica que permitirá hacer algunos estimados de costos”, dijo el economista y matemático que asumió la administración del Canal en septiembre de 2019.
Una vez los ingenieros del Canal tengan definido por donde iría la primera presa, se enviará la plataforma de perforación a sacar las muestras, explicó el administrador.
Los embalses que se hagan en Trinidad servirán como control del volumen de agua que se envíe al canal de navegación por donde transitan los buques.
Todo el proceso constructivo de los diques podrían demorar cerca de cuatro años.
Además de Trinidad se analizan otras opciones como la adquisición y control del embalse de Bayano, que es el segundo más grande del país, después del lago Gatún.
En realidad, esta es la opción más factible, porque solo se tendría que bombear agua a través de una gran tubería para añadirle más volumen a los embalses del Canal.
No obstante, la utilización de Bayano depende de las negociaciones entre el Estado y la empresa AES.
La compañía tiene la concesión hidroeléctrica de Bayano, por lo que el Estado debe definir la compra de las acciones que le pertenecen a AES para negociar con el Canal el control y operación de ese embalse y la hidroeléctrica.
Además de Bayano y Trinidad, la tercera consideración es crear una reserva con el agua del río Gatún.
Con estas tres opciones, la administración del Canal podría ver si la capacidad está o no satisfecha, para analizar la consecución de otros proyectos.
La propuesta de construir un reservorio de agua en Río Indio es una posición cada vez más remota.
Ello obedece a que tiene un volumen menor de agua y se tendría que hacer en un área geográfica que no le pertenece al Canal, asumiendo grandes costos de indemnización con los residentes de la zona.
Por el contrario, con Bayano, solo se necesita negociar con el Estado.
La desalinización de agua de mar, que Vásquez trajo al tapete luego de viajar a Israel, se sigue considerando, aunque una operación de este tipo no se ha hecho para los volúmenes que requiere el Canal.
Las inversiones de la vía interoceánica para el próximo quinquenio estarían cercanas a los $2,000 millones. Esto impactaría las provisiones financieras que debe hacer el Canal, y en última instancia los aportes que la ruta hace al Estado. Pero sin agua, es imposible que transiten los barcos.
(Publicado por La Prensa - Panamá, 21 enero 2020)