La Argentina ha desarrollado una original gimnasia para considerar en los contratos los abruptos cambios en la economía doméstica. No es común en otros países que el valor de una referencia tan poderosa como es el dólar para los negocios locales cambie de un día para el otro. Sin embargo, esa particularidad está prevista desde hace décadas en los contratos locales. "Entré al estudio en 1987 y entonces ya se incluía una previsión para el caso de que no se pudiera acceder al mercado cambiario", se sinceraba ayer un abogado que ya es uno de los principales socios de aquel bufete.
En el inicio de semana no hubo ese frenesí que alguna vez demandó los servicios letrados para resolver las controversias contractuales. Tres abogados de bancos coincidieron en que esta semana la energía de las entidades está puesta en la liquidez para que cada ahorrista que desee pueda retirar el dinero en la moneda que prefiera. "Puede haber algún reclamo, pero no se avizora una oleada de juicios", dijo uno de ellos, que cuidó, como todos, con gran celo el anonimato en la nota. Casi que a su pedido lo completó otro colega: "Hay que tener extremo cuidado, entre otras cosas, con las opiniones".
Por estos días volvió a escucharse hablar de un artículo que fue motivo de controversias cuando se aprobó el nuevo Código Civil y Comercial. Se trata del polémico 765, que alguna vez se introdujo por la ventana cuando se aprobó a libro cerrado el proyecto unificado que entró en vigor en agosto de 2015. Allí se estableció que las obligaciones pactadas en cualquier moneda extranjera pueden ser devueltas en pesos suficientes para que se puedan adquirir aquellos billetes a la cotización del tipo de cambio oficial.
Así la obligación, hubo varios reclamos. Justamente ese pequeño artículo, dicen, impuesto por el Poder Ejecutivo, que conducía Cristina Kirchner, podría ser el escudo pesificador de los contratos si efectivamente se desdoblara el mercado cambiario y existiera un dólar oficial a un precio de pizarra lejos de lo que se compra en el mundo real. Por ahora, nada indica la existencia de una fijación de la cotización más allá de la oferta y demanda, imperfecta por las restricciones y la oferta oficial, pero de mercado.
La otra herramienta que el derecho estableció para estos cambios abruptos es la llamada teoría de la imprevisión. Pero el panorama actual está lejos de que la dispare. Aun en 2002 muchas sentencias sostuvieron que no había gran imprevisión. En muchos casos, la jurisprudencia optó por un remedio distinto: el esfuerzo compartido.
Martín Caselli, abogado del estudio que lleva su nombre, consideró que había, incluso antes de las PASO, un statu quo respecto de que el dólar tenía estabilidad. "No es fácil argumentar que se afecta la imprevisión. Con el panorama inflacionario argentino, hasta qué punto se puede decir que haber pactado en dólares coloca un contrato fuera de la ecuación económica respecto de lo que hubiera pasado con una tasa de actualización de 78 u 80% de interés".
Claro que del otro lado está el acreedor, que ahora podría tener alguna restricción a la compra de dólares. En ese caso, tendrá las limitaciones de las personas físicas o de las empresas, según el caso. Y hay algo más. Por ahora, son escasos los que están dispuestos a litigar por unas normas que nadie sabe si durarán o serán reemplazadas al ritmo del año electoral.
Decreto restricciones cambiarias
El Gobierno de Argentina sorprendió al imponer por decreto una serie de restricciones cambiarias con el objetivo de intentar frenar la escalada del precio del dólar y la fuga de divisas tras tres semanas de severas turbulencias financieras.
El decreto, que lleva la firma del presidente Mauricio Macri, apareció publicado en el sitio web del Boletín Oficial este domingo, de manera que las medidas tendrán efecto desde este lunes, cuando se retoman las operaciones financieras en el país.
Fuentes oficiales consultadas por Efe señalaron que los "límites" impuestos en el mercado de cambios buscan "lograr mayor estabilidad cambiaria y proteger al ahorrista".
El decreto establece que hasta el 31 de diciembre próximo los exportadores de bienes y servicios deberá ingresar al país las divisas y/o negociarlas en el mercado de cambios "en las condiciones y plazos que establezca" el Banco Central argentino.
Las fuentes consultadas precisaron que los exportadores tendrán que vender en el mercado local las divisas producto de sus exportaciones dentro de un máximo de cinco días hábiles después del cobro o 180 días después del permiso de embarque.
Según aclararon, no hay restricciones para la importación, pero las empresas no podrán comprar dólares para atesorar.
Por otra parte, el decreto establece que el Banco Central determinará los casos en que las compras de divisas en el mercado de cambios y las transferencias al exterior requerirán autorización previa.
La medida sorprende a los argentinos, que a finales de 2001 vieron cómo sus ahorros quedaron atrapados en los bancos y años después, durante el gobierno de Cristina Fernández (2007-2015), sufrieron restricciones cambiarias, obligados a pedir autorización para comprar dólares y hacer transferencias al exterior, pagando una tasa adicional por las compras con tarjeta en el extranjero y viendo un florecimiento del mercado informal de divisas.
Aquellas restricciones -el denominado "cepo cambiario"- fueron siempre criticadas por Macri, quien ahora se ve obligado a imponer límites “ante diversos factores que impactaron en la evolución de la economía argentina y la incertidumbre provocada en los mercados financieros”, según alega el decreto que lleva la firma del mandatario, que aspira a la reelección en octubre próximo.
"El Ejecutivo se vio en la necesidad de adoptar una serie de medidas extraordinarias tendientes a asegurar el normal funcionamiento de la economía, sostener el nivel de actividad y empleo y proteger a los consumidores", argumenta el decreto.
Las fuentes consultadas por Efe aclararon que nadie estará limitado para extraer dólares de sus cuentas bancarias, ni las personas físicas ni las jurídicas, que no hay ningún impedimento al comercio exterior ni restricciones para los viajeros.
A la hora de comprar divisas, el monto máximo mensual para las personas físicas será de 10.000 dólares, y se requerirá autorización previa para las compras que superen ese monto.
En el caso de las transferencias de fondos de cuentas al exterior, el máximo será de 10.000 dólares por persona por mes.
Los bancos estarán habilitados para extender su horario de atención a los clientes durante este mes.
El Gobierno adoptó estas medidas tras el “agosto negro” en los mercados desatado luego de que en las primarias del 11 de agosto el peronista Alberto Fernández, candidato presidencial del Frente de Todos, lograra el 47,78 % de los votos, muy lejos del 31,79 % obtenido por Macri.
Además de afectar severamente a bonos públicos y acciones, el pánico entre los inversores hizo saltar un 35,8 % el precio del dólar en la plaza local en agosto.
Por la crisis, también se aceleró la salida de depósitos en dólares de los bancos y cayó drásticamente la tasa de renovación de títulos de deuda de corto plazo emitidos por el Tesoro, obligando a millonarias cancelaciones de títulos en manos mayormente de inversores institucionales.
En agosto, las reservas monetarias de Argentina cayeron en 13.793 millones de dólares, hasta los 54.098 millones.
Según datos de la consultora Ledesma, buena parte de esta sangría se explica por los 2.038 millones de dólares que el Banco Central destinó desde las primarias a intervenir en la plaza cambiaria local para intentar detener el alza del precio del dólar.
Otros 5.456 millones de dólares se fueron para hacer frente al retiro de los depósito bancarios en dólares y a la cancelación de instrumentos de deuda de corto plazo.
Ante este escenario, el miércoles pasado el nuevo ministro de Hacienda, Hernán Lacunza, ya había anunciado una serie de iniciativas para buscar extender los vencimientos de pago de deuda con acreedores privados y con el Fondo Monetario Internacional con el objetivo de preservar las reservas para que el Banco Central tenga mayor poder de fuego en la plaza cambiaria.
Argentina está en recesión desde abril de 2018, con altos niveles de inflación y crecientes tasas de desempleo y pobreza.
(Publicado por La Nación - Argentina y Agencias, 4 septiembre 2019)
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