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Personas trans y cambio de sexo en menores: las claves del PL que divide a uruguayos

En lo que el acuerdo es total es en la inclusión del apartado que refiere a la reparación material para aquellos transexuales que hayan nacido antes del 31 de diciembre de 1975

miércoles, 15 de agosto de 2018

El proyecto de ley presentado por el Poder Ejecutivo y que contempla la posibilidad de que menores de edad se sometan a intervenciones quirúrgicas y hormonales para cambiar de sexo será abordado por primera vez este lunes en el Parlamento, y los políticos coinciden en que se trata de un aspecto que amerita una mayor discusión.

La mención a ese punto, que generó polémica y fue rechazado por organizaciones civiles como la Iglesia y el colectivo Boomerang –que nuclea a gays y trans arrepentidos–, aparece en el artículo 17 de un proyecto que aborda los derechos de las personas trans desde una perspectiva "integral".

Allí se mencionan "las intervenciones quirúrgicas totales y parciales y/o a tratamientos integrales hormonales para adecuar su cuerpo, incluida su genitalidad", a la que tendrían acceso los menores de 18 años, aunque con algunas restricciones.

Por ejemplo, si un niño o adolescente pretende cambiarse de sexo, una vez aprobado este proyecto, deberá hacerlo acompañado de "sus representantes legales, o acreditando el conocimiento de éstos de la realización del trámite, y en todo caso prestando su anuencia expresa al mismo". Pero si así no ocurriera, prevalecerá "el interés superior del menor" y lo establecido en la "convención Sobre los Derechos del Niño".

Los cuatro senadores de la oposición que integran la comisión de Población que estudia el tema, si bien no cuentan con una posición partidaria definida, concuerdan en la intención de quitar ese punto de la ley, y el senador del Frente Amplio Marcos Otheguy –vicepresidente de la comisión– dijo a El Observador que a título personal entiende que no hay un reclamo social sustantivo que exija habilitar esa posibilidad.

"Creo que es un tema que debería salir de la ley, ya que no hay mucha evidencia, o no hemos recibido testimonios (en ese sentido), de menores de edad con solicitudes de intervenciones quirúrgicas", dijo el legislador. "Es una decisión que podría quedar para después, para cuando la persona cumpla la mayoría de edad", agregó. De todos modos, la postura del oficialismo será resuelta luego de la reunión de bancada que tendrá lugar esta tarde.

El rechazo al proyecto de ley, mayoritariamente por la inclusión de este aspecto, ya reunió la firma de 5.605 ciudadanos que fueron presentadas en la última sesión de la comisión, según informó El País la semana pasada.

Los colorados, dijo el presidente de la Comisión, Germán Coutinho, acompañarán el proyecto siempre y cuando se descarte la habilitación de los menores a operarse. Los blancos, por su parte, también resolverán su postura, en reunión de bancada, pero la senadora Carol Aviaga ya adelantó su posición. "Hay cosas, como las terapias irreversibles en la adolescencia o en la infancia, con las que no estamos de acuerdo que se hagan, y vamos a plantear modificaciones importantes en lo que tiene que ver con esa parte del proyecto", dijo.

Consenso total


En lo que el acuerdo es total es en la inclusión del apartado que refiere a la reparación material para aquellos transexuales que hayan nacido antes del 31 de diciembre de 1975, "que por causas relacionadas a su identidad de género fueron víctimas de violencia institucional o hayan sido privadas de su libertad como consecuencias del accionar de las fuerzas de seguridad", en tiempos en que gobernaban los militares.

La compensación está definida en tres Bases de Prestaciones y Contribuciones, que suman un total de $ 11.544 a precio de este año. Los partidos aprueban que se ayude económicamente a una población que, según los cálculos, no superan las 50 personas. Coutinho –el único colorado de la Comisión–, sin embargo, puso una condición: aseguró que exigirá que se reglamente y detalle con precisión las exigencias de documentación que deberán presentar aquellos afectados por la dictadura militar.

Inclusión
El texto también incluye otras vías de apoyo y combate a la discriminación de esta población. Por ejemplo, además de declararla "uno de los grupos poblacionales prioritarios para garantizar sus derechos culturales", se prevé que los sistemas de becas estudiantiles reserven el 2% para este sector o que la beca Carlos Quijano del Fondo de Solidaridad de la Universidad de la República destine 8% de su dinero a los aspirantes de esta condición.

En este sentido, también se encomienda al Instituto Nacional de Empleo y Formación Profesional "la determinación de un cupo no inferior al 1% destinado a la población trans, en los diversos programas de capacitación y calificación que implemente".

Asimismo, se mandata a que se sustituya de todo formulario administrativo la categoría "sexo" por otra de nombre "identidad de género", y se responsabiliza al Estado, y específicamente al sistema de enseñanza, "el acceso y la permanencia de las personas trans" en la educación formal.

Bajo los ojos de especialistas

Los artículos más polémicos del proyecto de ley Trans que dividen las aguas son los referentes a la modificación del nombre y a la posibilidad de que los menores de edad cambien su sexo, mediante la ingesta de hormonas o intervenciones quirúrgicas, con o sin el consentimiento de sus padres.

Frente a esto, algunos colectivos médicos alzaron la voz para advertir los riesgos biológicos que supone la norma, en caso que se apruebe tal cual está redactada, aunque ya algunos legisladores de la oposición e incluso del oficialismo plantearon reparos. Y en las antípodas, otros especialistas salieron al ruedo con la intención de defender la redacción del proyecto que actualmente se encuentra en discusión parlamentaria.

En concreto el artículo 17 del proyecto de ley determina que "las intervenciones quirúrgicas totales y parciales y/o a tratamientos integrales hormonales para adecuar su cuerpo, incluida su genitalidad" serán accesibles para los menores de 18 años. Si bien los niños o adolescentes deberán solicitar los procedimientos acompañados de "sus representantes legales, o acreditando el conocimiento de éstos de la realización del trámite, y en todo caso prestando su anuencia expresa al mismo", si esto no ocurriera, prevalecerá "el interés superior del menor", es decir, su voluntad de cambio de sexo.

En contra
Un grupo de médicas endocrinólogas, especialistas en el estudio del comportamiento de las hormonas dentro del cuerpo humano, vinculado a altos grados de la cátedra, elaboró un texto al que accedió El Observador, donde sugieren tener "prudencia" respecto al tratamiento de los niños trans.

Cristina Belzarena, exgrado 5 especializada en pediatría, firmó el texto junto a Rosa Lang, Graciela Beriao, ambas exgrado 4, y a la exgrado 2, Patricia Bozzo sostienen que la ingesta de hormonas en niños o adolescentes puede tener consecuencias categóricas en la salud de los adolescentes. "El tratamiento es irreversible si tenemos en cuenta que, en la adolescencia, para lograr el normal desarrollo se necesita de la acción de varias hormonas en un proceso complejo y delicado", que quedaría bloqueado, advierten. Solo será reversible en la medida que los testículos y los ovarios podrán retomar su actividad biológica cuando se suspenda el tratamiento.

Explicaron que al ingerir hormonas del sexo opuesto se alteran las secreciones biológicas naturales del cuerpo y eso impide la "importante acción" que tienen los estrógenos y la testosterona sobre el crecimiento puberal, provocando una desajuste en el desarrollo físico. El adolescente trans, entonces, quedará con una estructura distinta a la que hubiera tenido de no haber usado los bloqueadores de la pubertad.

Según este grupo de endocrinólogas, varios estudios internacionales concluyen que la "gran mayoría de los niños trans" se amigan con su sexo biológico una vez pasada la pubertad. Esto se da gracias a la acción natural que producen las hormonas sexuales durante la adolescencia. Los jóvenes "se bañan en hormonas que corresponden a su sexo biológico" y la auto-percepción de pertenecer al género opuesto desaparece en la mayoría.

"Si con el tratamiento médico bloqueamos el desarrollo sexual, impedimos que estas hormonas actúen y, por lo tanto, se obstaculiza la realineación espontánea que se da en la mayoría de los casos", afirma el texto.

La ingesta de estrógenos en las mujeres trans puede provocar efectos irreversibles como crecimiento mamario definitivo, disminución del tamaño testicular e infertilidad permanente. En los varones, el tratamiento con testosterona puede provocar efectos irrevocables como voz grave, vello facial y corporal, calvicie masculina, entre otros.

Las endocrinólogas sostienen que "no existen trabajos científicos internacionales, serios, contundentes que avalen este tipo de tratamiento en adolescentes sanos". Asimismo, aseveran que la hormonización implica, además, efectos adversos como el riesgo trombótico, eventos cardiovasculares, hipertensión arterial y hasta la aparición de algunos cánceres.

"Prudencia en primer lugar por ser menores. Prudencia porque el tratamiento médico durante esos años de crecimiento provoca alteraciones irreversibles a corto y largo plazo. Y prudencia porque solamente una minoría persiste con esa auto-percepción distinta a su sexo biológico", concluye el comunicado.

A favor
La Sociedad Uruguaya de Pediatría (SUP) y la Sociedad Uruguaya de Endocrinología y Metabolismo (SUEM) se manifestaron a favor de la ley. "Las guías internacionales para el abordaje de personas trans establecen que desde los 16 años se pueden realizar tratamientos hormonales para cambiar de sexo", dijo la presidenta de la Sociedad Uruguaya de Endocrinología, Cristina Alonso. Según la jerarca, desde una visión médica, cree que es correcto que se permita tratamientos hormonales y la detención de la pubertad -se pueden llevar a cabo desde que el niño presenta cambios puberales- ya que "un pequeño número de chicos trans pueden verse beneficiados".

Sin embargo, Alonso sostuvo que en el sector endocrinólogo no es común la solicitud de tratamientos hormonales, mucho menos las solicitudes para detener la pubertad. En este caso, se debe realizar una evaluación sobre si el solicitante tiene problemas familiares, conductas de autoagresión y problemas psicológicos. De ser así, puede aprobarse el pedido.

"En Uruguay se vienen haciendo estos tratamientos desde hace años. Las guías son de 2009. Creo que el debate se instaló más que nada porque les daría a los menores la autoridad de decidir sobre su cuerpo", agregó. La jerarca indicó que si bien los tratamientos se pueden suspender en cualquier momento, puede que haya cambios irreversibles. "El uso prolongado de la testosterona que modifica la voz es una de las cosas que puede no tener reversión", dijo.

Alicia Fernández, presidenta de la SUP, argumentó al comparecer ante la Comisión de Población del Senador que la suspensión de la pubertad mediante hormonas puede afectar el crecimiento en altura, pero dura cuatro años y es reversible. Fernández insistió en el concepto de que los especialistas serían quienes determinen en qué adolescentes conviene iniciar o no el tratamiento, en función de las características personales del joven.

Graciela Varín, integrante del Comité de Adolescencia de la SUP, dijo en la comisión, según consignó La Diaria a mediados de junio, que hay que perder el temor a que "un niño con ocho o nueve años diga que quiere operarse y, como su madre no lo deja, vaya a ir al juez", porque no todas las personas trans necesariamente están afín con realizarse intervenciones quirúrgicas, y si acaso definen hacerlo, el proceso lleva unos cuantos años hasta que se concrete.

Beatriz Mendoza, de la SUEM, sostuvo que de 6% a 25% de niños que no se identifican con su sexo biológico mantienen esa disconformidad en la adultez, y como "la incomodidad suele hacerse más pronunciada al llegar la pubertad", el tratamiento de hormonización podría solucionar esta situación. En la comisión también se manifestó que la inconformidad de género produce secuelas psicológicas y repercusiones en la vida social, académica y familiar del individuo afectado.

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La idea sería plantear los inhibidores de la pubertad como un recurso transitorio, con el objetivo de que la persona pueda madurar y desde allí tenga la posibilidad de valorar si persiste o no la disconformidad con su sexo biológico. En caso de que se arrepienta, se retiran los fármacos, porque son reversibles, dice la SUEM, y la persona comienza nuevamente con el proceso de su pubertad biológica sin afectar su fertilidad.

Los especialistas aclararon a los senadores que en las primeras instancias no se usan hormonas para la feminización o masculinización, sólo se frenan los cambios de la pubertad. Si al cabo de un tiempo, no hay voluntad de revertir el proceso, se comienzan a administrar, en dosis muy bajas, hormonas que simulan la pubertad elegida.

La SUEM adelantó que el enfoque médico no debería cambiar si la persona trans tiene o no el consentimiento de sus padres. Si bien señalaron que todo proceso se lleva mejor con la contención familiar, pero de no contar con ella eso no cambiaría los protocolos establecidos que se llevan adelante con rigurosidad y equipos interdisciplinarios.

(Publicado por El Observador - Uruguay, 15 agosto 2018)
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