Ley
EE.UU. – Cuba: Obama aplaza parte de la Helms-Burton
El presidente de Estados Unidos, Barack Obama, informó ayer al Congreso su decisión de suspender por seis meses más el capítulo III de la ley Helms-Burton de 1996, que contempla el endurecimiento del embargo a Cuba.
La decisión de la Casa Blanca, notificada al Capitolio, entrará en vigor a partir del 1 de agosto y tiene como fin “el beneficio de los intereses nacionales de EU y facilitar un proceso de transición a la democracia en Cuba”.
La suspensión o el diferimiento del artículo tercero de la ley Helms-Burton se ha vuelto un acto rutinario desde el nacimiento de esta ley, cuando Estados Unidos y la Unión Europea llegaron a un principio de acuerdo para diferir su aplicación mientras la Casa Blanca promovía la modificación de una legislación que no ha sido derogada, pero que se ha convertido en un enunciado meramente decorativo que nunca ha sido aplicado.
En el caso de países que se vieron afectados por esta legislación, como México y Canadá, sus gobiernos promulgaron respectivamente leyes para contrastar el efecto de la Helms-Burton.
En su comunicado, el presidente Obama empleó los mismos términos utilizados por el ex mandatario George W. Bush, para diferir así la aplicación del polémico artículo que permite emprender acciones judiciales en Estados Unidos contra empresas que negocian con bienes estadounidenses confiscados por la revolución.
La Helms-Burton, promovida en su momento por los republicanos Jesse Helms, el fallecido senador por Carolina del Norte, y el representante por Indiana, Dan Burton, prohíbe además a las autoridades estadounidenses el restablecimiento por completo de las relaciones diplomáticas con Cuba mientras Fidel o Raúl Castro estén al mando del gobierno del país.
Un contexto diferente
A pesar de que la decisión del presidente Obama puede considerarse como un mero trámite burocrático, desde que Bill Clinton decidió suspender por primera vez la aplicación del artículo III de la Helms Burton, el contexto en el que se produce esta nueva suspensión es diametralmente opuesto.
Apenas en abril pasado, el presidente Obama anunció el levantamiento de las restricciones que habían impedido a los familiares y exiliados de la isla caribeña viajar sin límite ni condicionamientos. Además, levantó restricciones a los envíos de remesas que Bush había endurecido durante su mandato.
El cambio de postura de la administración Obama marcó el inicio de una nueva era en las relaciones de Washington y La Habana, en la que la Casa Blanca ha expresado su deseo de que, a cambio de estos gestos de buena voluntad, el régimen cubano dé a su vez “señales claras” hacia la democratización y la puesta en libertad de los presos políticos.
Además, desde mayo pasado, funcionarios del Departamento de Estado encabezados por el hasta ahora secretario de Estado adjunto Tom Shannon y representantes del gobierno cubano han mantenido una serie de reuniones preliminares para establecer los puntos de una agenda que ha comenzado a revisarse por ambas partes.
Apenas ayer, delegaciones de ambos países mantuvieron en la sede de la ONU en Nueva York la primera de una ronda de conversaciones sobre inmigración que no tenían precedente desde el 2003 y al término de las cuales ambas partes caracterizaron como “muy positivas”.
(Publicado por El Universal – México, 16 julio 2009)
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