Sentencia
Argentina: Un pueblo al borde de desaparecer tras sentencia judicial que ordena el remate de tierras
Anoche, en Olivares de San Nicolás, un pueblito del noroeste de la provincia de Córdoba, a unas 800 personas les costó dormir sobre un suelo que ya no sienten seguro bajo sus camas. Y en este caso no se trata de un movimiento sísmico. O sí: es que un juez de la Capital Federal le puso fecha de remate a las 9 mil hectáreas donde no sólo está asentada una parte del pueblo, sino también la empresa en la que trabajan y los más de 100 mil olivos que les han dado de vivir desde que tienen memoria.
"El remate será a las ocho de la mañana del 18 de diciembre", le precisó a Clarín Jorge Pierrestegui, de 57 años y dueño de la empresa Olivares de San Nicolás. Indignado, el hombre dijo no entender porqué su acreedor, el Banco Francés, entidad a la que dijo deberle "un millón doscientos mil dólares", no espera hasta la próxima cosecha, que será desde febrero a junio, "para cobrar lo que le pagaremos". Pierrestegui detalló que está a cargo de la empresa desde 1998, que emplea todo el año a más de cien personas, y que esa cifra se eleva "a más de 500" en tiempo de cosecha.
"Mire, yo no le pido sensibilidad social a un banco, sólo tiempo para saldar una deuda que como garantía tiene la propia fábrica", aseguró. Pierrestegui también hizo hincapié en lo que él considera una contradicción: "Nosotros, junto al mismísimo banco, estamos sosteniendo, por ejemplo, uno de los comedores que atiende la hermana Theresa Varela (la monja africana que misiona en toda el área de Cruz del Eje). Así que no entendemos que su departamento jurídico vaya en otra dirección".
Por su parte, la religiosa confirmó a este diario lo dicho por el empresario, y dijo que "la gente tiene mucha angustia por lo que está por pasar. Es que si se rematan esas tierras con algunas de sus casas, gran parte del pueblo se perderá y se quedarían sin su principal fuente de trabajo".
El jefe comunal electo, Antonio Carmen Heredia, describió el paisaje después del remate: "Además de unas 65 casas y sus respectivas familias, también nos quedaremos sin la iglesia, el destacamento policial, el puesto sanitario, las dos escuelas primarias y hasta el comedor para los chicos, ancianos y madres embarazadas que lidera la hermana Theresa". Pero la decisión del juez civil Carlos Molina Portela, quien rechazó una medida cautelar presentada por Heredia, afectará más que eso: el sentido de pertenencia y el corazón de una comunidad que lucha por sobrevivir a un problema de tierras que viene de lejos.
Heredia, quien que ha vivido en el pueblo "por más de 50 años", contó que ya se "salvaron" de otro remate. "Ese estaba previsto para el 30 de mayo, pero gracias a la intervención del gobierno cordobés nos salvamos", relata con cierta esperanza de que el milagro jurídico vuelva a suceder.
Y es entonces cuando aprovecha para contar que el pueblo, Olivares de San Nicolás, nació a mediados de la década del 30, cuando se instaló la planta para hacer aceite y exportar aceitunas. Como muchas ciudades y asentamientos de todo el país, el pueblo creció alrededor de su fuente de trabajo y de los olivos que, en la actualidad, "suman más de 100 mil árboles".
¿Y cómo se llegó a este cuello de botella? Los empresarios aseguran que fue fruto de "varios golpes de mala suerte", entre los que responsabilizan al cambio climático. "El anteaño y el año pasado tuvimos cosechas casi nulas y no pudimos asumir las responsabilidades", admitió Pierrestegui, e insistió: "Sólo pedimos tiempo".
Algunas familias invocarán sus derechos sobre las tierras que habitan desde siempre, aunque no tengan títulos de propiedad. El abogado Eduardo De Luca le dijo a este diario: "Apelaremos a tratados internacionales sobre derechos humanos". Es que, aunque muchos terrenos nunca fueron escriturados y son del dueño del olivar, "hay gente que vive ahí desde hace más de 60 años".
Antecedentes
En setiembre del año pasado, el Gobierno provincial les entregó las escrituras de sus tierras a 44 familias del pueblito santafesino Los Amores.
Parte del pueblo que creció al amparo y desamparo de la multinacional La Forestal estaba a punto de ser rematado porque sus tierras estaban a nombre de Carlos Soda, un hombre que las cedió como aval de emprendimientos comerciales. Sus acreedores reclamaban las tierras y los vecinos de Los Amores estuvieron al borde de perder sus casas, el polideportivo y hasta el cementerio durante casi veinte años. Eso duró la lucha que finalmente ganaron.
En junio del año pasado llegó a oídos del gobernador de Santa Fe, Jorge Obeid, la historia de este descalabro. Después de una reunión, Sosa donó las tierras al gobierno provincial y el cartel de "final" colgó de este dramático y largo sufrimiento santafesino. A los pocos días de la entrega de las tierras a sus dueños originales, se inició la reurbanización de Los Amores, a cargo de agrimensores del Departamento de Catastro de la provincia.
(Publicado por El Clarín – Argentina, 20 noviembre 2007)
____________________