Comercio Exterior
Uruguay: La región frena actividad industrial
Por su tamaño relativo y su inserción internacional, la economía uruguaya se encuadra en el marco de lo que se denomina economías pequeñas y abiertas. El nombre es muy gráfico y resalta las características fundamentales: al ser pequeña es necesario mantenerse abierta al comercio mundial porque no se puede producir todo y el tamaño la hace tomadora de precios.
En los últimos años asistimos a un crecimiento muy importante, que está siendo liderado por la demanda interna. Las razones últimas que permiten el mayor gasto de los consumidores uruguayos responden a la coyuntura particular por la que atraviesa la economía internacional. Una relación de términos de intercambio favorable al país debido al incremento de los precios de los bienes que exporta, y un fuerte ingreso de capitales que, bajo la modalidad de inversión extranjera directa, se vuelca en buena medida al sector inmobiliario, atraídos por los bajos niveles de las tasas internacionales de interés.
Desde que Uruguay optó por abrirse al mundo, en el último cuarto del siglo XX, la historia muestra que los períodos de crecimiento se iniciaron por un contexto externo favorable. Por el contrario, los momentos de dificultades siempre comenzaron cuando se revirtió el contexto internacional.
En tal sentido, son los sectores transables de la economía los primeros que sienten los vaivenes de la coyuntura internacional, que luego diseminan al resto de la economía. Tal el caso de la industria manufacturera, que en el primer trimestre del presente año incrementó su nivel de producción 2,4% (sin considerar la refinería de Ancap) con respecto al mismo período del 2011, confirmando por segundo trimestre consecutivo el enlentecimiento en su nivel de actividad.
Se trata de un nuevo indicador que viene a confirmar que la economía uruguaya está creciendo a un ritmo menor que en el pasado reciente. De hecho, las expectativas empresariales son negativas.
Ello debe ser tenido en cuenta en los momentos actuales en que se prepara la elaboración de la Rendición de Cuentas. Según trascendidos, el Ministro de Economía habría advertido sobre esta situación, aunque no está claro aún si habrá o no aumento de gastos, lo que no es aconsejable dado el deterioro del contexto internacional.
La región
En el Gráfico N° 1 se muestra la variación trimestral del índice de volumen físico (IVF) de la industria manufacturera sin refinería, que elabora el INE. Una primera observación llevaría a concluir que su desempeño es muy volátil, ya que se suceden trimestres muy dinámicos con otros de marcado enlentecimiento. De hecho, en el segundo semestre de 2010 la producción industrial mostró un desempeño modesto, que se debió fundamentalmente a problemas de oferta en las ramas exportadoras, concretamente en la industria frigorífica, una de las que tiene mayor peso en la estructura manufacturera. El récord de faena del año 2009 (sequía mediante) afectó las disponibilidades de oferta de los años siguientes, y aún se sienten las consecuencias.
Descontado este efecto, la industria mostró gran dinamismo. Una explicación de este comportamiento se da por los factores de demanda. En primer lugar, la demanda interna creciente debido al mayor nivel de empleo y a los mayores ingresos de la población.
Pero también aumentó la demanda externa al influjo de las mayores compras regionales. En efecto, tanto Argentina como Brasil vivieron en esos tiempos situaciones similares a la uruguaya, con fuerte crecimiento de su demanda interna, lo que se tradujo en mayores compras de productos industriales uruguayos. De alguna forma, esa mayor demanda regional vino a sustituir la menor demanda desde los países desarrollados, que desde la crisis de 2008 enfrentan dificultades serias.
Las teorías del desacople, tan de moda en los últimos tiempos, veían en ello la evidencia de un nuevo paradigma en el que pese a la crisis en el mundo desarrollado, los países emergentes podían seguir creciendo a un ritmo elevado.
Lentamente, los efectos de la crisis se han ido extendiendo a todo el planeta y, si bien los países emergentes y Uruguay en particular, no atraviesan por una fase recesiva, sí enfrentan un enlentecimiento en su nivel de actividad, cuyos primeros impactos se sienten a través del sector externo.
Primero fue Brasil que, enfrentado a la "guerra de monedas" que afectaba su competitividad, adoptó medidas de carácter fiscal y monetario que posibilitaron una devaluación del real cercana al 30%. La contracara fue un enfriamiento del mercado interno.
Le siguió Argentina, con políticas y problemas de otra índole, que la llevó a adoptar hacia fines del pasado año un control sobre el comercio exterior y el tipo de cambio.
La industria manufacturera no resultó inmune a estos cambios en el contexto regional, siendo ello una de las razones que explican el enlentecimiento en su nivel de actividad. Para ver el impacto de la región en el desempeño manufacturero uruguayo se puede agrupar en un índice la información de producción de todas aquellas ramas industriales que exportan y para las cuales la región es el principal destino. Tal es el caso de aceites y grasas; tejidos de punto y vestimenta; papel, cartón e imprentas y editoriales; químicos, insecticidas, artículos de limpieza y medicamentos; caucho; plástico; metalúrgicos; maquinarias y automotriz. Estas actividades representan poco menos de la cuarta parte de la manufactura uruguaya (23% del IVF según la ponderación de la encuesta industrial).
En el Gráfico N° 2 se muestra la evolución trimestral de estas industrias desde el pasado año. Se optó por presentar los trimestres finalizados en cada mes para señalar la rapidez con que se enlenteció el nivel de actividad de estas ramas que, en su conjunto, habían presentado un comportamiento muy dinámico hasta el trimestre finalizado en noviembre. Desde entonces se han estancado y en los tres meses finalizados en marzo registraron un leve crecimiento del 1,2%.
El resto
La producción instalada en zona franca, volcada a la exportación, permaneció estancada en el primer trimestre del año, tras la caída registrada en el año anterior. De esta forma, se observa con claridad que la industria manufacturera está sufriendo la disminución de la demanda externa.
Son las ramas no analizadas hasta el momento las que permitieron crecer el 2,4% en el primer trimestre del año. El Gráfico N° 3 muestra la evolución conjunta de esas ramas. Lo interesante es que la historia que allí se cuenta no es muy distinta de las anteriores. En efecto, a nivel de estas ramas también se enlenteció el nivel de actividad en el primer trimestre del año, aunque a un ritmo menor.
Al interior de este grupo se encuentran ramas exportadoras que utilizan insumos de base agropecuaria y actividades volcadas al mercado interno. Las primeras crecieron en su conjunto 2,5%. Pero en este número incide de manera muy importante la mayor oferta exportable de lácteos y arroz. La industria láctea creció 18% en el primer trimestre de 2012 respecto a igual período de 2011 al tiempo que los molinos arroceros se expandieron 34%. Excluidas estas ramas el desempeño de los restantes sectores exportadores fue muy magro, lo que refleja nuevamente la menor demanda internacional y los problemas de competitividad que arrastra la industria.
En su conjunto, las ramas volcadas al mercado interno crecieron 4,5%, siendo las que sustentan la mayor actividad de la manufactura uruguaya. Dentro de estas se destacan las ramas vinculadas a la construcción (cemento pórtland y herrería), alimentos (harinas y fideerías), bebidas y electrodomésticos.
En este contexto de incertidumbre, es relevante analizar las expectativas que tienen los empresarios con respecto al futuro, que releva mensualmente la Cámara de Industrias en su encuesta mensual. En el Gráfico N° 4 se presentan el neto de expectativas con respecto a la marcha futura de la economía (próximos seis meses) y de la propia empresa. Se observa que, en lo que tiene que ver con la marcha de la economía, los industriales uruguayos son pesimistas. Desde que se desatara la crisis de la deuda griega en el segundo semestre del pasado año, sistemáticamente, las respuestas negativas han superado a las positivas. El cambio más notorio es el que tiene que ver con la visión que tenían de la propia empresa. Pese a un contexto global negativo, evaluaban que su empresa iba a estar mejor. Pero en febrero (último dato disponible) cayó fuertemente esta evaluación, tornándose negativa.
(Públicado por El País – Uruguay, 21 mayo 2012)
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