Comercio exterior
China levanta la prohibición y vuelve a comprar aceite de soja
El Gobierno de China dio ayer las primeras señales concretas de distensión en su conflicto comercial con la Argentina, que desencadenó en abril pasado en el cierre de los envíos de aceite de soja hacia aquel país y puso en peligro un negocio anual por U$S 2.000 millones.
Las autoridades de Beijing, según adelantó la agencia Bloomberg, permitirán que dos empresas estatales vuelvan a adquirir el aceite de estas pampas.
Cofco Ltd, el mayor importador de granos del coloso asiático, y China Grain Reserves Corp, otro importante operador, recibieron en las últimas horas la autorización del Ministerio de Comercio para importar aceite de soja de Argentina. Esa cartera es la misma que en abril pasado había prohibido las compras, bajo el paraguas de una excusa sanitaria. En el medio, fuentes diplomáticas chinas hicieron saber la molestia de su país por las trabas impuestas por la Argentina al ingreso de productos industriales de origen chino.
Enterado de la novedad, el ministro de Agricultura, Julián Domínguez, atribuyó anoche el levantamiento del embargo comercial a “las gestiones realizadas por la presidenta Cristina Kirchner durante la visita a la nación asiática en julio pasado”. Kirchner, en efecto, viajó a China en junio, luego de cancelar imprevistamente una vista en febrero. Esa cancelación también había provocado malestar en la diplomacia de Beijing.
Como prueba de la normalización de las relaciones comerciales, Domínguez informó que el 12 de noviembre próximo llegará a Buenos Aires el ministro de Agricultura chino, Han Changfu, para negociar sobre diferentes sectores. Y que hoy habrá una reunión con delegados del AQSIC, el organismo sanitario chino. Por su parte, el subsecretario de Agricultura, Oscar Solís, señaló que las cerealeras con filiales en ambas naciones “ya están cerrando los respectivos contratos” que permitirán reanudar el comercio de aceite argentino.
Hasta el parate dispuesto por Beijing, China era el primer mercado para el aceite de soja argentino. En 2009 se vendieron hacia allí 1,83 millones de toneladas de aceite crudo por 1.408 millones de dólares. Un año antes, se colocaron 1,72 millones de toneladas por 2.205 millones de dólares. En los primeros meses cuatro de 2010, en cambio, apenas 87.000 toneladas.
El cierre de abril complicó del todo este negocio. Y aunque muchos embarques fueron desviados a Bangladesh, Irán y sobre todo a India (país que se comprometió a absorber 2 millones de toneladas anuales), los precios de exportación perdieron en promedio unos US$ 70 por tonelada .
Y mientras reducía a cero sus importaciones de aceite, China no detuvo (por el contrario, incrementó mucho) sus compras de poroto de soja desde la Argentina, al que agregó valor en sus propias fábricas aceiteras. Entre enero y julio de este año, según cifras oficiales, compró 6,52 millones de toneladas del grano, contra 2,59 millones de igual lapso de 2009.
Los precios de los granos, cerca del nivel récord
El mercado de Chicago está desatado. La combinación de una muy activa demanda global de cereales y oleaginosas con problemas productivos en los países del Hemisferio Norte han elevado fuerte las cotizaciones de todos los granos que exporta la Argentina. Los valores todavía no llegan a los niveles récord de mitad de 2008, pero se acercan. Ayer, con otra fuerte suba, la soja, el trigo y el maíz tocaron sus niveles máximos en dos años.
En el principal mercado de commodities del mundo, la tonelada de soja cerró ayer a US$ 423 por tonelada; el maíz llegó a US$ 219 dólares; y el trigo se negoció a US$ 260. En setiembre de 2009, en el mismo orden, esos valores eran de US$ 350, 125 y 170. Las subas son del 21%, el 74% y el 53%, respectivamente.
“Los mercados siguen reaccionando al informe del viernes” del Departamento de Agricultura de los Estados Unidos (USDA), resumieron ayer analistas de la casa de corretaje Allendale. En rigor, ese informe disparó los precios, debido a que redujo fuerte la relación entre oferta y demanda de los granos a nivel global.
(Publicado por El Clarín – Argentina, 13 octubre 2010)
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