Elecciones
Brasil: Las urnas electrónicas de votación, un producto de exportación no tradicional
Los brasileños se jactan de la eficiencia y rapidez de su sistema computarizado y ya piensan en exportarlo. ¿Interesados? Una gran delegación africana.
Si Lula necesitó apenas 25 segundos para votar en las elecciones brasileñas no es sólo porque tiene vía libre por ser el Presidente, ni porque su lugar de votación en Sao Bernardo do Campo es un recinto pequeño. Esto fue porque el sistema de votación en Brasil está completamente computarizado.
"Yo no me demoré más de diez minutos en la fila, y luego uno en votar", asegura Laura, una joven que sufragó en la Universidad CEUB, de Brasilia, donde a mediodía bullía un mar de gente buscando su mesa, pero donde en cada sala sólo había hasta diez personas esperando su turno.
Hace diez años que los brasileños introdujeron urnas electrónicas fabricadas aquí y con software local. Las complicadas características geográficas, y la enorme extensión del territorio obligaron a automatizar todo el sistema electoral. Así 462 mil urnas electrónicas operaron ayer para que los más de cien millones de electores marcaran sus preferencias, en 420 mil lugares de votación en los cuatro puntos cardinales del país más grande de Sudamérica.
Las máquinas son exactamente iguales para todo el territorio, y si en algún lugar no hay electricidad o hay un apagón, cada caja cuenta con su propia batería.
"El voto computarizado permitió homogeneizar y dar completa seguridad al voto. Es fácil para la logística y reduce los costos", dice a este diario el ex ministro de la Corte Superior Electoral Carlos Caputo Bastos.
Microcomputadores
Las maquinas de votación son microcomputadores que tienen un terminal donde el vocal de la mesa verifica la identidad del votante y otro donde éste emite su preferencia. Si se equivoca, tiene la oportunidad de corregir, y antes de emitirlo, aparece la foto del candidato para asegurarse de que eligió bien.
En esta oportunidad, además, se ha probado en algunos lugares de votación el uso de urnas biométricas, que en el futuro permitirán identificar a todos los votantes.
Los brasileños están muy orgullosos del sistema, y tienen ganas de exportarlo. Tanto que a la mitad de los observadores internacionales invitados por el gobierno les mostraron en Brasilia cómo funciona el proceso.
Son 146 observadores en total, provenientes de 36 países, entre ellos Argentina, México, El Salvador, Rusia, Japón, Italia y una gran delegación africana que incluye jueces y otros funcionarios de tribunales electorales de Guinea-Bissau, Kenia, Sudáfrica, Namibia, Benín, y también de la Autoridad Palestina.
Claudio Lozano es un parlamentario del Mercosur y le interesa el sistema de urnas electrónicas. "Sería interesante que pudiera implementarse en Argentina", dice a "El Mercurio". Lozano viajó con otros dos integrantes de ese legislativo, quienes estaban ayer en Sao Paulo y Minas Gerais.
Más de dos millones de personas, entre funcionarios y voluntarios, están encargados de que todo salga bien en los 5.565 municipios y las 3.025 zonas electorales en las que está dividido Brasil
"El sistema es a prueba de fraudes. El año pasado se hizo el experimento de contratar a 38 hackers para probar la seguridad del sistema y no pudieron traspasar las barreras informáticas", asegura el ex ministro Caputo Bastos.
Los delegados de Guinea-Bissau estaban muy interesados en las cajas de votación. Tres miembros de la Comisión Nacional de Elecciones de ese país miraban con atención cómo los brasileños apretaban los botones. Fernando Araújo Monteiro señaló que aunque en su país hay apenas 600 mil votantes, les gustaría cambiar las papeletas por la computación.
Los brasileños compiten en esta exportación no tradicional con el sistema venezolano, que, según contaron delegados de África, también está siendo promocionado en sus países.
¿Posso ajudar?
Con una camiseta que dice ¿Posso ajudar?, Iramaru Caetano Appolinario Junior está esperando a los votantes a la entrada de la Universidad CEUB para solucionar cualquier problema. El más frecuente es la búsqueda de la mesa, pues, a pesar de que cada elector tiene una tarjeta con esos datos, no siempre la llevan consigo. "Yo les indico el lugar, y si no es en este local, lo ayudo a ubicarlo". Él también tiene el encargo de entregar las papeletas para justificar a quienes no pudieron votar. ¿Muchas consultas? "No, no demasiadas", asegura dando a entender que el proceso es simple y los brazilienses lo conocen.
(Publicado por El Mercurio - Chile, 4 octubre 2010)
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