Reforma Laboral

FMI concluye que la reforma laboral impulsa el empleo aunque lo precariza: España

Fondo apunta a un aumento del empleo a tiempo parcial involuntario y una reducción de la media de horas trabajadas

jueves, 13 de fevereiro de 2020

La reforma laboral de 2012 ha ayudado a crear empleo y a reducir el paro juvenil, según ha concluido un estudio del Fondo Monetario Internacional (FMI). También habría mejorado la distribución de los ingresos. Sin embargo, esta investigación tiene una cara y una cruz: la medida habría contribuido a una reducción de horas trabajadas y a un aumento del trabajo a tiempo parcial involuntario, y eso se habría traducido en un aumento de la pobreza laboral.

Cuando el Gobierno se plantea cambios profundos en la norma laboral los investigadores del Fondo han divulgado este jueves un nuevo estudio sobre las reformas que se hicieron en España durante la crisis y eso lleva automáticamente la vista a la reforma laboral de 2012, aunque hubo más (una en 2010, otra muy focalizada en la negociación colectiva en 2011 y varios retoques, algunos de envergadura, en el trabajo a tiempo parcial en 2013). En él apuntan varias conclusiones, algunas en sentido contrario.

Su primera conclusión y en la que más inciden los autores del estudio (Ara Stepanyan y Jorge Salas) es que han encontrado "un impacto positivo de las reformas laborales en la creación de empleo". No es la primera investigación que apunta en esa dirección, como dicen ellos mismos, que señalan que esto "está en consonancia con otros estudios".

Esa mejora en la creación de empleo también lleva a una reducción de la desigualdad. La inequidad que tanto ha crecido en el mercado laboral en España durante la crisis lo ha hecho por dos vías: por los sueldos (la reforma laboral impulsó la devaluación salarial) y, sobre todo, por la gran destrucción de empleo y el aumento del paro. De ahí que el impulso de la ocupación entre 2013-14 y 2019 haya traído también una rebaja de la desigualdad.

Pero durante este tiempo ha crecido el empleo a tiempo parcial. Sería la cruz de la moneda ya que "los hallazgos sugieren que las reformas contribuyeron a reducir la media de horas trabajadas y a un aumento del empleo a tiempo parcial involuntario”, apuntan antes de señalar que estos datos habría que tomarlos con cautela. Sin embargo, continúan señalando que esto sería consecuencia “de la flexibilidad en los contratos de media jornada, debidos a la reforma".

Y este menor número de horas trabajadas –una forma indirecta de rebaja salarial– llevaría a un "aumento de la pobreza laboral tras las reformas". "Esto podría ser consecuencia del aumento de la proporción [de trabajadores] en empleo a tiempo parcial involuntario y la reducción de horas de trabajo", apuntan Stepanyan y Salas.

Parte del tirón del empleo a tiempo parcial también se debería, señalan los investigadores del FMI, al cambio en la composición estructural del empleo. Antes de la crisis, el empleo en el sector de la construcción tenía un gran peso en el mercado laboral y esta es una actividad que reclama jornadas completas. Ahora el peso del ladrillo ha menguado en la economía y en el mercado de trabajo y han repuntado actividades más propensas a las medias jornadas (comercio, hostelería). A esta causa, el estudio atribuye un tercio del incremento: en 2008 la tasa de parcialidad era del 11,8% y en 2018 del 14,8%.

Congreso

El Consejo de Ministros empezará a desmontar la reforma laboral el próximo martes. Será una parte pequeña: el despido justificado de empleados que hayan faltado ocho días o más al trabajo estando de baja médica en dos meses. Y lo hará por decreto ley, es decir, entrará en vigor inmediatamente y después tendrá que convalidarse en el Congreso. La ministra de Trabajo y Economía Social, Yolanda Díaz, así lo anunció ayer después de que su compañera de Gabinete, la responsable de Economía, Nadia Calviño, ya declarase el domingo al The Financial Times que esta medida concitaba un amplio consenso.

El despido de un empleado por faltar al trabajo ocho días o más en un periodo de dos meses siempre que durante los 12 meses precedentes haya acumulado un 5% de bajas en días hábiles, o por faltar el 25% en cuatro meses aunque esas ausencias estén justificadas médicamente es legal desde hace décadas en España. Pero tenía que cumplirse un requisito más: el índice agregado de absentismo en el centro de trabajo del empleado despedido debía superar el 2,5%.

Esto cambió con la reforma laboral de 2012, que individualizó el despido al eliminar la exigencia de que hubiera un absentismo mínimo en el centro de trabajo. Esa modificación provocó las quejas de los sindicatos. Sin embargo, durante los últimos años sus críticas se dirigieron más a otros aspectos como la negociación colectiva.

La situación dio la vuelta a finales de octubre, cuando el Tribunal Constitucional sentenció que el cambio de la reforma laboral era legal alegando la “libertad de empresa y la defensa de la productividad”. El fallo contó con tres votos particulares bastante duros y llevó a los sindicatos a rescatar su demanda. Los partidos que ahora están en el Ejecutivo se comprometieron, a falta de unos días para que se celebraran las elecciones del 10 de noviembre, a derogarlo si gobernaban.

De acuerdo con esta promesa, la ministra de Trabajo, Yolanda Díaz, ha declarado desde que tomó posesión que su intención era derogar el artículo 52.d —el que regula este despido— cuanto antes. Y, además, suele añadir que este será uno de los puntos que no va a negociar ni con los sindicatos ni con los empresarios. “[En esto] ni siquiera voy al diálogo social. Y se lo he explicado a los agentes sociales desde la convicción de que los derechos humanos no se negocian. La preservación de la salud está por encima de cualquier cuestión”, defendía en una entrevista en EL PAÍS a finales de enero.

Este sería el único punto de la reforma laboral sobre cuya derogación o modificación Díaz dice que no habrá negociación. Sobre el resto, tanto la ministra de Trabajo como el resto del Gobierno se han comprometido a llevar sus planes al diálogo social. Una de las últimas voces del Ejecutivo que se ha pronunciado en este sentido ha sido la titular de Economía, Nadia Calviño, probablemente la compañera más reticente a derogar totalmente la reforma que va a encontrar Díaz en el Consejo de Ministros.

En la entrevista citada, Calviño, dirigiéndose a los inversores de la City londinense, apuntó que los cambios del Gobierno pasarán por el diálogo social. No obstante, como Díaz, excluyó de esas conversaciones la derogación del despido con bajas médicas porque, dijo, había un amplio consenso al respecto.

A partir de ahora y, según los planes expuestos por la ministra Díaz y recogidos en el pacto de Gobierno del PSOE y Unidas Podemos, comienza una derogación y modificación profunda de la reforma laboral en tres fases. En la primera se reestructuraría la negociación colectiva, otorgando la prioridad en la aplicación a los convenios sectoriales frente a los de empresa y recuperando la prórroga indefinida de los convenios caducados hasta su renovación (la llamada ultractividad). También se abordaría la subcontratación. En la segunda se simplificarían las modalidades de contratación y se intentaría acabar con el abuso de la contratación temporal. Y en la tercera y última, los planes legislativos pasan por la "elaboración de un nuevo Estatuto del Trabajo", en palabras de Díaz.

Estos planes se encontrarán con la resistencia de los empresarios, que estarán en la mesa de negociación representados por la CEOE. Pero también es probable que choquen con las críticas de organismos internacionales o de reguladores como el Banco de España. Precisamente la semana pasada el propio gobernador, Pablo Hernández de Cos, vino a defender su vigencia también en The Financial Times.

(Publicado por El País - España, 13 febrero 2020)
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