Los eurodiputados han rechazado hoy con claridad la propuesta para reformar los derechos de autor: 318 votos en contra, 278 a favor y 31 abstenciones. Finalmente, los 12 eurodiputados del PP que se han ausentado para votar en las primarias de su partido no han resultado decisivos, aunque la votación se esperaba ajustada. Con este resultado, por tanto, el texto volverá al pleno en septiembre, para un debate que se prevé largo y repleto de enmiendas. La Eurocámara muestra así que aún quiere reflexionar, tomarse más tiempo sobre un tema que ha encendido ánimos y generado polémicas. Incluso durante la propia votación el presidente tuvo que intervenir para aplacar griteríos demasiado ostentosos.
Así pues, la reforma europea del derecho de autor da un frenazo. Sus ponentes querían que el Parlamento de Estrasburgo autorizara hoy un paso adelante clave para el texto: empezar a negociar sobre él con el Consejo Europeo para que pronto se transformara en una directiva. No será tan rápido.
Entre otras cuestiones, el texto incluye la creación de un nuevo derecho conexo para los editores de prensa, de cinco años de duración, que les permita autorizar o prohibir a los agregadores de noticias online (como Google News) que reproduzcan las publicaciones de sus medios, y cobrar por ello —artículo 11—; responsabilizar a portales como YouTube por el contenido que suben sus usuarios, obligando a la plataforma a obtener licencias de los dueños de las obras y a detener previamente cualquier material que viole el copyright —artículo 13—; reforzar a los creadores en su relación con los intermediarios como productoras, discográficas o editoriales —artículos 14, 15 y 16—.
En apenas unos segundos, los que tardan los diputados en expresar su voto nominal, quedaron inmovilizados casi dos años de discusiones. En un conflicto tan duro que algunos grupos parlamentarios dejaron libertad de voto a sus diputados, queda un bando claramente ganador y uno derrotado. Triunfa Julia Reda, del Partido Pirata, principal opositora del proyecto. Y, con ella, todo el peculiar grupo de aliados temporales, unidos en contra de un enemigo común: los gigantes de Internet como Facebook o Google, cientos de catedráticos y expertos que han expresado su rechazo a la reforma y los miles de activistas que han denunciado el peligro de que el proyecto destruyera Internet. La Wikipedia, tras cerrar su página temporalmente en protesta por la votación, ya puede reabrir más serena.
Pierde, en cambio, Axel Voss, eurodiputado popular y ponente de la iniciativa. Y, con él, los miles de creadores que han firmado cartas y manifiestos a favor del texto. Antes de la votación, Voss lanzó el último grito de batalla: "Se trata de que termine la explotación de los artistas europeos en Internet. Facebook o Google se embolsan ganancias inmensas a costa de nuestros autores. No podemos entender cómo se ha permitido este macrocapitalismo de Internet. Tenemos que espabilar". Cubierto por aplausos y abucheos, resulta claro que su discurso no cundió. Ya fueran campañas orquestadas por las multinacionales, como él denunció, o lucha de usuarios preocupados, lo cierto es que Voss pidió confianza pero no la recibió.
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(Publicado por El País - España, 5 julio 2018)
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