Corona x Fraude

Urdangarin, condenado a seis años y tres meses de cárcel. La Infanta, absuelta

El exduque de Palma ha sido condenado por prevaricación, malversación, fraude, tráfico de influencias y dos delitos contra la Hacienda Pública.

viernes, 17 de fevereiro de 2017

La sección primera de la Audiencia Provincial de Palma ha absuelto a la infanta Cristina y ha condenado a 6 años y 3 meses de cárcel a Iñaki Urdangarin por prevaricación, malversación, fraude, tráfico de influencia y dos delitos fiscales. En el fallo hecho público este viernes, las magistradas han exonerado a la infanta Cristina, a quien la fiscalía no acusaba de ningún delito. Manos Limpias, que ejercía la acusación popular, solicitaba para ella una condena de ocho años de prisión como cooperadora necesaria de dos delitos fiscales cometidos por su marido.

A las doce de este mediodía, el secretario judicial ha notificado el fallo por el sistema informático judicial interno, sin vista ni lectura pública. El dictamen ha llegado siete meses después de que el proceso que sentó en el banquillo a Cristina de Borbón y otras 16 personas quedara visto para sentencia

La Audiencia de Palma obliga a los exduques de Palma al pago de 512.000 euros. Debido a que la Infanta ya depositó cerca de 600.000 euros por su posible responsabilidad civil, la justicia le tendrá que devolver 372.000 euros.

A Diego Torres, socio de Iñaki Urdangarin, el tribunal le castiga con 8 años y 6 meses de prisión, 8 de inhabilitación especial y multa de 1.723.843,10 euros por prevaricación, fraude a la Administración Pública, tráfico de influencias, delitos fiscales y blanqueo. Su esposa, Ana María Tejeiro, ha resultado absuelta de delitos fiscales, pero deberá responder a título lucrativo de 344.934 euros.

El tribunal también ha condenado a Jaume Matas, expresidente balear a tres años y ocho meses de cárcel y siete de inhabilitación por prevaricación y fraude.

La decisión de la Audiencia de Palma es recurrible ante el Tribunal Supremo. El fiscal Horrach pedirá prisión inmediata para Urdangarin y Torres en una vista que ya ha solicitado para que se celebre en los próximos días, según fuentes del ministerio público. Según estas fuentes, la gravedad de las penas "implica un cierto riesgo de fuga", por lo que el fiscal solicitará las medidas cautelares que garanticen su cumplimiento.

Tras conocer la sentencia, Miquel Roca, abogado de la Infanta, ha señalado que su cliente está "satisfecha por el reconocimiento de su inocencia", pero que "sigue convencida de la inocencia de su esposo", Iñaki Urdangarin. Roca sostiene, además, que la justicia le devolverá a la Infanta, aproximadamente, 372.000 euros, la diferencia entre los 587.000 euros que le reclamaba el fiscal Horrach como partícipe lucrativo de los delitos fiscales de Iñaki Urdangarin y que ya depositó en diciembre de 2014 y los 265.088 euros que finalmente le impone el tribunal.

Fuentes de Zarzuela han expresado tras conocer el fallo su "absoluto respeto a la independencia del Poder Judicial". El Rey, en su visita al museo Thyssen, ha evitado hacer comentarios sobre la sentencia que absuelve a su hermana y condena a su cuñado.

En la sentencia, de 741 folios, el tribunal considera probado que Matas ordenó contratar con el Instituto Nóos debido a la "influencia ejercida por D. Ignacio Urdangarin", concertado con su entonces socio, Diego Torres. Para ello, Urdangarin se sirvió "de la íntima relación de amistad que le unía al recién nombrado director general de Deportes, D. José Luis Ballester Tuliesa, y del privilegiado posicionamiento institucional que ocupaba en aquellas fechas", afirman las magistradas. El tribunal estima que "Diego Torres e Ignacio Urdangarin tributaron a través del Impuesto de Sociedades lo que, en realidad, eran rendimientos devengados como consecuencia de su actividad profesional". Estos rendimientos "debieron haber tributado a través del Impuesto sobre la Renta de las Personas Físicas, y se aplicaron deducciones a las que no tenían derecho, defraudando al erario público cantidades superiores a 120.000 euros", límite del delito fiscal.

Para el antiguo socio de Urdangarin, la pena impuesta es superior a la del exduque de Palma, pese a lo que pedía el fiscal, porque, según el tribunal, "a través de un entramado societario internacional, radicado en Belice y en el Reino Unido, ocultó la cuota defraudada al erario público, transformándola, para retornarla al circuito legal mediante la realización de sucesivos traspasos de fondos, hasta que acabaron depositados en cuentas su titularidad".

Según el texto de la sentencia, Cristina de Borbón y Ana María Tejeiro "desconocían la existencia de los ilícitos penales (delito fiscal y malversación) y, consecuentemente, "no participaron en su ejecución". No obstante, el dinero de Aizoon, "ocultado y sustraído a la correspondiente tributación” y la cantidad malversada, integrada en el reparto de beneficios acordado por Urdangarin y Torres, "se incorporó al patrimonio de ambas esposas. Cristina de Borbón cargó a la tarjeta de Aizoon "gastos familiares (…) hasta la cuantía de 265.088 euros", la cantidad que el tribunal le obliga a devolver. Como la hermana del Rey consignó en diciembre de 2014 un total de 587.413 euros, la diferencia entre ambas cantidades volverá a su patrimonio.

El tribunal presidido por Samantha Romero descarta todos los posibles delitos de la llamada rama valenciana del caso Nóos, en la que se investigaba la celebración de los Valencia Summit, los congresos de turismo y deporte organizados por el Instituto Nóos en Valencia entre 2004 y 2007 y por los que Urdangarin y Torres obtuvieron unos tres millones de euros.Todos los acusados de esta trama han resultado absueltos. El tribunal también rechaza los delitos referidos a la organización de la candidatura olímpica Madrid 2016. También queda absuelto el contable de Nóos Marco Antonio Tejeiro.

Respecto a la trama balear, el relato de hechos recogido en la sentencia sostiene que las decisiones adoptadas por el expresidente balear, Jaume Matas, fueron trasladadas por el director general de Deportes, José Luis Ballester, a Juan Carlos Alía Pino (gerente de Ibatur) y, este a su vez, al asesor jurídico de Ibatur, Miguel Ángel Bonet Fiol y, a Gonzalo Bernal García (gerente de la Fundación Illesport), quienes, trataron de revestir de legalidad las decisiones unilateralmente adoptadas por Matas, "simulando que habían sido tomadas por la Fundación Illesport a través de la confección de unas actas en las que se hacían constar reuniones de la Comisión Ejecutiva o del Patronato de la Fundación, que nunca se celebraron". Asimismo la Fundación Illesport se hizo cargo del pago de 174.000 euros "que no debía haber satisfecho puesto que tal importe debió ser abonado por la mercantil Abarca Sport, SL" . La fundación también se hizo cargo, según las magistradas, de 445.000 euros, correspondientes a los servicios relativos al Observatorio y al Plan Estratégico, incluidos en el convenio relativo al Illes Balears Fórum 2006, que no llegaron a ejecutarse. "Esta última cantidad, se abonó como consecuencia de la reiterada exigencia de pago promovida por los representantes del Instituto Nóos, pese a ser conscientes, la autoridad y los funcionarios públicos, que los servicios no se habían prestado", señala el tribunal.

La sentencia condena a la acusación popular ejercida por Manos Limpias a pagar el 50% de las costas del juicio oral causadas a Ana María Tejeiro (a la que el fiscal también acusaba) y el total de las costas del juicio oral causadas a Cristina de Borbón (a la que solo acusaba el seudosindicato).

Infanta - Lisboa

Cristina de Borbón ha recibido en Suiza con su marido y sus cuatro hijos la sentencia del caso Nóos. Días antes estuvo en Barcelona por motivos de trabajo. Su presencia, como siempre que pisa España en los últimos meses, fue muy discreta. La hija menor de los Reyes eméritos vive su propio exilio autoimpuesto, que continuará ahora en Lisboa, adonde se trasladará con sus cuatro hijos.

Cuando el caso Nóos comenzó a destaparse, la familia Urdangarin y Borbón se instaló en Washington en un intento de protegerse de la exposición pública y buscando un destino profesional para el entonces duque de Palma de Mallorca en Telefónica. Agotada esta estancia, la Infanta decidió regresar a España, pero la familia permaneció en su casa de Pedralbes un año. La infanta Cristina se convenció tras esos meses en Barcelona de que la familia debía poner tierra por medio. Fue entonces cuando, con la ayuda de LaCaixa, entidad en que la Infanta trabaja desde hace casi 20 años, encontró un trabajo en la sede que la Fundación Agá Ján tiene en Ginebra.

Desde hace tres años reside allí en una casa en el centro de la ciudad, cuyo alquiler paga la fundación. Ella sigue cobrando su sueldo de LaCaixa, mientras que el colegio de los niños lo paga el Rey emérito, como también lo hace con los hijos de la infanta Elena. Urdangarin, desde que se mudó a Ginebra, no ha trabajado. Cristina de Borbón, al tener un empleo, logró la residencia en Suiza para ella y sus niños. Urdangarin ha estado mucho tiempo allí como turista.

La infanta Cristina se planteó hace tiempo que si la sentencia era desfavorable para ellos no seguirían en Ginebra. Por eso, acompañada por sus hijos Juan, Pablo, Miguel e Irene, se trasladará cuando acabe el curso escolar a Lisboa. Los Borbón han estado desde siempre muy ligados a esta ciudad. Allí residió el conde de Barcelona en el exilio y con él su hijo Juan Carlos. En el barrio de Lapa, situado en el centro de la ciudad, tiene una sede la Fundación del Agá Ján y allí trabajará la hermana del Rey a partir de ese momento. Lisboa le permitirá estar más cerca de su marido si ingresa en prisión.

Lo que no parece estar en cuestión es el matrimonio de Cristina de Borbón e Iñaki Urdangarin. Cuantos más problemas ha tenido el exduque más se ha estrechado su unión, al menos en público. En privado, su círculo de amigos ha desvelado que Urdangarin ha necesitado ayuda médica y que la Infanta también ha pasado momentos de gran melancolía. La hermana menor del Rey a estas alturas no se siente culpable y tampoco cree que su marido lo sea. La pareja se considera una víctima y piensa que desde el palacio de La Zarzuela les han dejado “solos” y no les han defendido como ellos esperaban. Argumenta que todo es fruto de una conspiración contra su esposo. La Infanta ha cerrado filas con él. Si hubo algún momento de crisis matrimonial tras la filtración de unos correos que mostraban una aparente infidelidad de Urdangarin, esta se desvaneció. Cristina es cabezota, tozuda, tanto que mantiene a veces actitudes por pura altivez. Conforme la instrucción de caso Nóos avanzaba, ella más se aferraba a su marido y a sus derechos como Infanta de España, a los que no renuncia, dice, por sus hijos.

Cristina manda mensajes a la familia a través de su madre y hermana, se siente "abandonada". Doña Sofía y la infanta Elena son su único nexo con La Zarzuela. El Rey emérito se mostró inflexible como monarca, pero herido y profundamente decepcionado como padre. La comunicación con su hija ha sido durante estos años cada vez más fría. Las constantes llamadas de don Juan Carlos pidiendo a su hija que renunciara a sus derechos como Infanta cortaron el cordón umbilical y si había aún alguna posibilidad de acercamiento, todo acabó el día en que se produjo el relevo en la Corona. El entonces Rey, de acuerdo con el Sucesor que llamaba a la puerta, asumió la tarea de comunicar a Cristina de Borbón que no asistiera a los actos programados para la ocasión. Fue una conversación tensa, pero, más aún, el momento en que la infanta desoyó la orden paterna y se presentó en el palacio de La Zarzuela. Pero el cortafuegos se puso en marcha y Cristina solo tuvo acceso a las habitaciones que ocupa su madre. Ambas almorzaron allí a solas.

Ejecutado el relevo en la Corona, Felipe VI pidió a su hermana menor que renunciara a su título de duquesa de Palma, a lo que ella se negó. El Rey tuvo que despojarla del título. Desde ese día, la brecha se hizo aún mayor entre ambos. La pasada Navidad, Cristina y su familia solo estuvieron unos días en Vitoria donde recibieron la discreta visita de la infanta Elena, convertido en el único nexo con la familia Borbón y Grecia.

Corona - Justicia

La sentencia del caso Nóos ha llegado este viernes mientras los Reyes asistían —junto al presidente de Hungría, János Áder, y su esposa, Anita Herczegh— a la inauguración de la exposición Obras maestras de Budapest. Del Renacimiento a las Vanguardias en el Museo Thyssen-Bornemisza. La agenda de La Zarzuela tenía fijado este acto con anterioridad a conocerse que el mismo día y aproximadamente a la misma hora, las 12.00, sería difundido el fallo de este caso que tantas consecuencias ha tenido para la Corona por sentar en el banquillo a una hermana del Rey, Cristina de Borbón. La Audiencia de Palma ha condenado a Iñaki Urdangarin a 6 años y 3 meses de cárcel y ha absuelto a la infanta Cristina. Fuentes de La Zarzuela, mientras los Reyes efectuaban un recorrido por la exposición, han expresado su "respeto absoluto a la independencia del Poder Judicial".

Durante el acto, los Reyes se han mostrado con naturalidad y a menudo sonrientes. Solo han intercambiado palabras con las autoridades que les esperaban y con los trabajadores del museo, con los que han posado para una foto. A diferencia de otros actos similares, los periodistas no han podido acceder al museo para acompañarles en su visita a la exposición. Tras finalizar la visita, han regresado al Palacio de La Zarzuela, donde ofrecían un almuerzo al presidente húngaro y su esposa.

El caso Nóos ha sido el principal problema que ha tenido la Monarquía como institución en España desde su restauración en 1975, hasta el punto de reducir a la mínima expresión el crédito que alcanzó en 1981, cuando el Rey evitó que prosperara la intentona golpista del 23-F, y poner en riesgo su continuidad.

Más allá del desgarro familiar, el escándalo de los supuestos negocios irregulares de Iñaki Urdangarin efectuados a la sombra de la Corona, a través del Instituto Nóos, y su procesamiento junto a su esposa, la infanta Cristina, tras ser imputada el 7 de enero de 2014 como supuesta cooperadora necesaria, forzó la abdicación de Juan Carlos I y ha suministrado abundante y poderosa munición a los partidarios de la República.
La sólida imagen que tenía la Corona como garante de la democracia se difuminó con el estallido del caso en noviembre de 2011, cuando se produjo el registro en la sede del instituto. Y se fue rellenando de connotaciones negativas a medida que Diego Torres, el exsocio de Urdangarin en Nóos, trataba de involucrar a La Zarzuela en el proceso judicial, bien en sus declaraciones ante el juez o mediante la filtración de correos electrónicos que apuntaban a la Zarzuela.

Torres acabó situando a Cristina de Borbón en el centro de las actividades de esa entidad sin ánimo de lucro, parte de cuyos beneficios, según las facturas presentadas por el exsocio, acabaron en la caja de la sociedad Aizoon, propiedad de los entonces Duques de Palma.

En estas actividades, realizadas a costa de Administraciones que poco tiempo después tendrían que aplicar severos recortes, como la Generalitat valenciana, el Gobierno de Baleares y el Ayuntamiento de Valencia, Nóos recibió unos seis millones, según la fiscalía. En una sociedad escandalizada por la corrupción y marcada por la crudeza de la peor crisis económica sufrida en la España democrática, la sospecha de que un miembro de la familia del Rey hubiese estado logrando adjudicaciones millonarias por trabajos ficticios, o sin contenido, bajo el paraguas de la Casa del Rey resultaba devastadora para la credibilidad de la institución.

La Zarzuela se vio obligada a apartar a Urdangarin de las actividades oficiales de la familia real como consecuencia de la investigación a la que estaba siendo sometido y por la que acabó imputado pocos días después por malversación de caudales públicos, fraude, falsedad documental, prevaricación y evasión de impuestos. Tan solo cinco días antes, el Rey, que era su suegro, había deslizado en su mensaje navideño: "La justicia es igual para todos".

Juan Carlos I no logró, ni a través de intermediarios ni personalmente, que Cristina aceptara ninguna de las dos opciones con las que La Zarzuela consideraba que se podía solucionar el problema: el divorcio o su renuncia a los derechos de sucesión. Los esfuerzos por taponar la hemorragia que Nóos había causado en La Zarzuela eran ineficaces.

La confianza de los españoles en la Monarquía se derrumbó más aún en abril de 2012 al conocerse que el Rey había estado cazando elefantes en Botsuana, justo en medio de la incertidumbre que vivía España sobre una posible intervención por parte de la Unión Europea. La interacción entre Nóos y Botsuana (donde también se encontraba la amiga del Rey Corinna Sayn-Wittgenstein), actuó como un poderoso disolvente.

Esa situación en el límite precipitó la abdicación en 2014, una posibilidad que no había contemplado el Rey, para abrir un nuevo escenario con el Príncipe Felipe que tratara de preservar la institución. “Sin el caso Nóos es difícil que Juan Carlos I hubiese abdicado”, admiten ahora fuentes del entorno del Rey emérito, con la convicción de que todo lo demás hubiese acabado olvidándose. Pero Nóos había derribado el tabú de la Monarquía que se había forjado en la Transición.

Con la proclamación de Felipe VI, Cristina dejó de formar parte de la familia real. El Rey ensanchó aún más el cortafuegos revocando a su hermana el título del Ducado de Palma, una de las decisiones más dolorosas que ha tenido que adoptar. Asimismo, puso en marcha medidas de conducta, austeridad y transparencia para redireccionar el destino de la Corona alejar la presión de La Zarzuela.

A pesar de todos los cortafuegos establecidos por Felipe V, el vínculo no se disolvió del todo. Aunque la infanta ha perdido el derecho a usar el título de duquesa de Palma, su posición en la línea de sucesión al trono de España sigue vigente, a menos que renuncie de forma voluntaria, o se le arrebate mediante una reforma de la Constitución, con referéndum incluido.

La sentencia del caso vuelve a poner a la Corona en una situación de tensión. La absolución o la condena de Cristina de Borbón, supone situar de nuevo bajo los focos al Rey, a pesar de los esfuerzos por desmarcar a la institución del clima que propició el caso.
(Publicado por El País - España, 17 febrero 2017)
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